Contra el terrorismo financiero: desbandar a buitres y caranchos Por Eric Calcagno, Diputado Nacional FpV-PJ y Alfredo Eric Calcagno, Doctor en Ciencias Políticas, para Miradas al Sur


Eric y Alfredo Eric Calcagno, junto a Cristina


Dos de los rasgos fundamentales del análisis político, son la capacidad de discernir la verdadera índole del problema que se enfrenta y la determinación correcta del adversario. Si se erra en esas valoraciones, la acción que se emprenda será equivocada. Esta necesidad de lucidez en las decisiones, se agudiza en los momentos de crisis, en los que parecen acelerarse los tiempos. El actual conflicto con los fondos buitre plantea estos problemas. Veamos.

La naturaleza de los problemas esenciales. Como señalamos, cuando se encara un acto de gobierno, hay que saber con claridad de qué se trata; si no, es muy difícil instrumentar la solución. En el caso de los fondos buitre el problema esencial no es técnico, sino que es mucho más importante: es político y hasta cultural.

La alternativa tajante que se plantea fue muy bien expresada por el Papa Francisco: en el centro del sistema económico mundial no está la satisfacción de las necesidades humanas sino la idolatría del dinero: “Creo que estamos en un sistema mundial económico que no es bueno. En el centro de todo sistema económico debe estar el hombre, el hombre y la mujer, y todo lo demás debe estar al servicio de este hombre. Pero nosotros hemos puesto al dinero en el centro, al dios dinero. Hemos caído en un pecado de idolatría, la idolatría del dinero. La economía se mueve por el afán de tener más y, paradójicamente, se alimenta una cultura del descarte. Y descartamos toda una generación por mantener un sistema económico que ya no se aguanta” (entrevista publicada en La Vanguardia de Barcelona, el 13 de junio de 2014).

Una de las peores manifestaciones financieras de ese sistema, es la extorsión que practican los fondos buitre para obtener ganancias extraordinarias, agravada porque el sistema judicial norteamericano ordena que se les pague.
Este hecho revela la verdadera naturaleza del problema, que no es financiero, sino político. Ésta es una prueba más que la economía mundial está manejada por el sistema financiero, que ha dominado al sector productivo. La crisis internacional muestra con claridad que en la disyuntiva de salvar a la economía de un país o a su sector financiero, se opta por el sector financiero, aunque se hunda el país.

Ahora, en el caso de los fondos buitre, se practica el terrorismo financiero: se amenaza con voltear una reestructuración de la deuda con una quita de 65.000 millones de dólares, que ya tiene 10 años, para obtener que un fondo buitre que en 2008 compró bonos basura por 48,7 millones de dólares, reciba ahora un retorno agregado de 1.608%, de inmediato y en efectivo. Pero esto no es nada comparado con las demás consecuencias: a los primeros buitres habría que pagarles 1.500 millones de dólares, lo cual les daría título a otra bandada de buitres para reclamar 15.000 millones; y les otorgaría a los bonistas de buena fe que entraron en la reestructuración, el derecho a reclamar un trato igual, lo cual significaría el pago de 120.000 millones adicionales. Es decir, sería la quiebra del país. Se trata entonces de obligaciones de cumplimiento imposible, con amenazas de represalias terribles. Es un caso típico de terrorismo financiero.

Queda clara la disyuntiva: o se satisface la avidez de dinero de los buitres, o se consolida un sistema económico y financiero al servicio del hombre. En este caso, es obvio que debe consolidarse la deuda ya reestructurada.
No equivocarse de adversarios. El segundo rasgo de un análisis correcto consiste en no equivocarse de adversarios, que en este caso son externos e internos.
Los adversarios externos. El gran contrincante externo es una parte del sistema financiero internacional, y dentro de él, sobresalen los fondos buitre, las guaridas fiscales y, como hemos comprobado, algunos jueces de los Estados Unidos.
Los fondos buitre son asociaciones de especuladores apañados por ciertos jueces, que extorsionan a los países para obtener ganancias más que usurarias. Para eso, practican el terrorismo financiero. Veamos un caso típico de su acción: cuando en 1996, Perú había acordado con los demás acreedores una reestructuración de la deuda y el gobierno estaba por girar los fondos a los bonistas, el fondo buitre Elliot embargó esa transferencia, y sin tiempo para apelar, el gobierno peruano debió pagar la suma exorbitante que exigían los buitres. Si no, caía toda la reestructuración de la deuda, con las gravosas consecuencias previsibles para el Perú.

Otra característica del terrorismo que también se cumple, es la toma de rehenes; en este caso, son el 93% de los bonistas que aceptaron la reestructuración de la deuda y que por decisión del Juez Griesa no pueden seguir cobrando sus cuotas. Además operan desde paraísos fiscales, que son guaridas en donde no hay ley ni control.

En síntesis, los fondos buitre repiten los mismos vicios de la piratería; pero tienen una ventaja sobre ella: ahora las patentes de corso la otorgan los paraísos fiscales y las legitiman algunos jueces.
Los adversarios internos. En el frente interno, los adversarios son los caranchos, grupo heterogéneo que se caracteriza por su odio al Gobierno, su avidez por el dinero, su propensión para aliarse con el capital extranjero y su total carencia del sentido de la soberanía nacional y popular.

Para caracterizarlos hay que mezclar la zoología y la política. Los caranchos son aves de rapiña que se alimentan de animales muertos, insectos, reptiles, etc. No pueden emprender grandes acciones, pero esperan que los buitres actúen primero y después se lanzan ellos (World Association of Zoos and Aquarium, http://maza.org/es/zoo). Son una especie de buitres más chicos.
¿Quiénes son los caranchos en la Argentina de hoy? Primero, los neoliberales que nos llevaron a la situación actual y ahora salen a dar consejos, como si no fueran los grandes responsables del endeudamiento que contrajeron ellos y nosotros estamos pagando; no olvidemos que esta deuda se origina en la convertibilidad, el blindaje y el megacanje. Además, se aplica la llamada “cláusula Martínez de Hoz”, que la dictadura militar introdujo en el Código Civil y que hace posible que los títulos emitidos en 2001 sean sometidos a la ley y la jurisdicción del estado de Nueva York.


Este núcleo duro de caranchos históricos está rodeado de círculos concéntricos de apoyo. Entre otros, son las principales corporaciones mediática

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