Por Antonio Diez, El Mayolero.
Voces Cooperativas por Radio Brisas, Página Popular y El Fusilado
El largo plazo
importa, y mucho..
por Juan Manuel Telechea
Contradiciendo un poco a la célebre frase de Keynes(1),
el largo plazo sí importa, y por varios motivos. En primer lugar porque el
estudio del largo plazo, o lo que es lo mismo, la tendencia de crecimiento de
una economía, es lo que determina su condición actual. Por ejemplo: no es lo
mismo una economía que logró un crecimiento per cápita sostenido en torno al
6% por 60 años, que otra lo hizo en torno al 2%. Esas diferencias son las que
debería poder explicar correctamente una teoría de (lo que aquí llamaremos)
la tendencia. A su vez, esta
teoría no solo debería poder explicar por qué un país creció más que otro,
sino además por qué un país creció durante 40 años a una tasa promedio de
3,5%, luego al 1% por los siguientes 27 años y finalmente al 5,7% en los
últimos 12 años.
Los casos mencionados no son inventados. El
primero refleja lo sucedido para el caso argentino vis a vis el coreano
Fíjense que a priori la diferencia entre crecer
al 2% o al 6% podría no parecer demasiado, pero cuando hablamos de un
crecimiento acumulado por
60 años, la divergencia es abismal.
Y el segundo caso muestra lo sucedido para el
caso argentino en los últimos 80 años (2):
La línea gris refleja justamente esta tendencia
que la teoría debería poder explicar. Y esto lo debería hacer a partir de un
enfoque objetivo, entendido como aquel que no apela a condiciones culturales
para explicar el crecimiento (por ejemplo el confucionismo en Corea), sino
al estudio de las relaciones macroeconómicas y su evolución en el tiempo.
En la actualidad existen, a grandes rasgos, dos
enfoques para explicar la economía: lo que se conoce como el mainstream (u
ortodoxia), que abarca a la gran mayoría de los economistas, y la teoría poskeynesiana
(u heterodoxia). En ambos casos existen ramificaciones, y por lo general la
mayoría se suele asociar de algún modo con la figura de Keynes (que vendría a
ser el Perón de la economía).
Una de las diferencias que existe entre estos dos
enfoques se da precisamente en la explicación de la tendencia,
particularmente en el rol que tiene la demanda efectiva. El mainstream no
cuenta con una teoría keynesiana para explicar la tendencia de largo plazo.
Esto se debe a que, si bien acepta que en el corto plazo la demanda efectiva
puede influir en la determinación del producto, en el largo plazo éste se
encuentra determinado solo por condiciones de oferta (tecnología,
instituciones y capital humano básicamente). Los poskeynesianos, en cambio,
creen que tanto en el corto como en el largo plazo la economía es tirada por
la demanda.
Esta diferencia, que puede parece menor a primera
vista, en realidad implica visiones radicalmente opuestas en materia de
recomendaciones de política económica. Además esto no solo afecta las
recomendaciones de política de largo plazo, sino que afecta (es más, diría
que determina) las política de corto plazo. El mainstream, por ejemplo, apela
a estas supuestas restricciones de oferta (que existen, pero que por lo
general no operan, y menos aún en los países subdesarrollados) para limitar
el estímulo de la demanda agregada como motor del crecimiento. Así, ni en el
corto ni en el largo plazo habría que utilizar políticas de demanda (lo más
cercano a esto sería el gasto en inversión productiva), sino que habría que
enfocarse a mejorar las condiciones por el lado de la “oferta”.
Se observa entonces que es sumamente relevante el
enfoque que se adopte para explicar la tendencia de largo plazo. Por esta
razón, en sucesivas entradas voy a presentar, de modo general, el enfoque
conocido como clásico-keynesiano (que combina la teoría keynesiana de la
demanda efectiva con la teoría de la distribución clásica), ya que creo que
es el más adecuado para explicar la evolución económica de largo plazo.
[1]De
todos modos, hay que aclarar que la frase de Keynes tiene que ser
interpretada sin perder de vista el contexto histórico en el que escribe la
Teoría General (o sea, la crisis más grande del capitalismo hasta ese
entonces) y académico (la teoría hegemónica no reconocía problemas sostenidos
por falta de demanda). No es que el largo plazo no importara, sino que la
teoría dominante grosso modo lo que decía era que los problemas de desempleo
se corregirían solos…en el largo plazo. Por otro lado, en el capítulo 17 de
la Teoría General, Keynes brinda una teoría de largo plazo.
[2] Los
períodos considerados fueron desde 1932 (gobierno de Justo) hasta 1974
(muerte de Perón), desde 1975 (Rodrigazo) hasta 2002 (la crisis), y desde
2003 hasta la actualidad.
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Y sí, ese es el desafío. El problema es que estamos en Argentina donde los empresarios se acostumbraron a dormir en el colchón más cómodo que se le ofreciera. El importador en los '90 y el de las Repro y los subsidios especulando con el temor del gobierno al desempleo.
ResponderEliminarEs más fácil ponerse de acuerdo cuando la competencia es escasa que laburar para competir.
La cultura del mejoramiento de la oferta es lo que falta. Y las excusas de los empresarios sobran. después la culpa la tiene el gobierno por la inflación.
"Les hablé con el corazón" no funciona. Un poquito, sí, pero con bastante cinismo para llevarlos a un cambio de eje en el juego.