El catedrático Catalán y referente intelectual de Podemos, VICENÇ NAVARRO analiza el texto económico del momento: EL CAPITAL EN EL SIGLO XXI de THOMAS PIKETTY
Por Vicenç Navarro para Diario Público de España
El libro de Thomas Piketty titulado Capital in the Twenty-First Century ha tenido un gran impacto en el mundo académico de habla inglesa, y es probable que lo tenga en el de habla castellana cuando se publique en tal idioma este año (se publicará una versión en catalán esta semana, y otra en castellano el próximo mes). Una causa de dicha notoriedad se debe a que muestra, con gran cantidad de datos, muchas de las falsedades que se han reproducido en la sabiduría convencional del conocimiento económico, donde las creencias neoliberales han sido las dominantes. La gran cantidad de evidencia científica presentada en el libro le da una credibilidad y un rigor que han puesto al pensamiento neoliberal a la defensiva, ya en sí muy tocado por el gran fracaso que la aplicación de las políticas públicas basadas en este pensamiento ha tenido, siendo una de las principales causas de la Gran Recesión.
Uno de los postulados
característicos del dogma neoliberal, destruido por el libro de Piketty, es
aquel que sostiene que el capitalismo, sin ningún tipo de regulación pública,
no lleva a una mayor concentración de la riqueza. Ha sido y continúa siendo
parte del dogma neoliberal creer que el capitalismo, dejado a su propia lógica,
sin ningún tipo de intervención pública, se regula a sí mismo reduciendo las
desigualdades. Los datos de Piketty desmontan claramente este componente del
dogma. Ha sido solo en momentos históricos de gran intervencionismo público (el
periodo 1932-1980) cuando las desigualdades de riqueza y de renta han
disminuido.
Otro de los postulados del
dogma neoliberal, que los datos presentados por Piketty también destruyen, es
el que sostiene que las políticas neoliberales (que sistemáticamente favorecen
a las rentas altas y a la propiedad del capital) son necesarias para estimular
el crecimiento económico y la creación de riqueza. Piketty muestra cómo la tasa
de crecimiento económico fue mucho más elevada cuando la carga fiscal al
capital y los impuestos a las rentas superiores fueron más elevados (durante el
periodo 1932-1980) que después (en el periodo 1980-2008), cuando los impuestos
al capital y a las rentas superiores fueron mucho (pero que mucho) más bajos
que en el periodo anterior.
Estos y otros componentes del
libro explican la hostilidad de los autores y medios neoliberales en EEUU hacia
el libro de Piketty. El Wall Street Journal (máximo
exponente en EEUU del pensamiento neoliberal) llegó a definir el libro como un
“panfleto comunista”. Y es más que probable que la gran mayoría de fórums
neoliberales españoles –desde Nada es Gratis a Actualidad Económica- lo pongan verde. En realidad, en
Catalunya, el programa neoliberal “Classe d’Economia” (Clase de Economía) de la
televisión pública catalana, TV3, protagonizado exclusivamente por uno de los
economistas más neoliberales en el país, también intentó cargárselo (sin
permitir, por cierto, que voces alternativas cuestionaran elementos de ese
dogma neoliberal). La falta de diversidad en este medio y en otro medio público
radiofónico, Catalunya Ràdio (que le hace una entrevista a este mismo
economista cada dos semanas sobre la situación económica) en áreas económicas
es abusiva y antidemocrática en exceso, puesto que no se concede ni el derecho
de réplica ni la posibilidad de presentar otras alternativas en tales
programas. Tales medios televisivos y radiofónicos, que son financiados
públicamente, están claramente instrumentalizados por el pensamiento neoliberal
con escasa vocación democrática.
En realidad, una muestra de la
derechización de la vida intelectual, política y mediática en España es que el
dogma neoliberal continúe promoviéndose en los mayores medios de difusión y
persuasión en España, incluyendo Catalunya, a pesar de que la evidencia de su
fracaso sea tan robusta y convincente. El libro de Piketty es un documento más,
de los muchos que se están publicando ahora, que muestra la gran falsedad de
tal dogma, mostrando que “el rey está desnudo”. El hecho de que el libro esté
escrito de una manera muy amena y clara se añade a su atractivo.
Algunos puntos débiles del libro
de Piketty
Particularmente interesante
para aquellos que trabajamos en instituciones académicas a los dos lados del
Atlántico Norte –EEUU y Europa occidental- es su crítica a las instituciones
académicas estadounidenses, que en sus áreas de conocimiento económico muestran
una gran insensibilidad hacia el contexto político que condiciona el fenómeno
económico. El énfasis metodológico que domina la producción de dicho conocimiento
en aquel país oculta la falta de una visión más completa y acertada de la
realidad económica, crítica que podría hacerse a todas las ciencias sociales, y
no solo a la economía.
Pero como varios autores hemos
indicado, Piketty parece caer en el mismo error cuando sintetiza todo su
trabajo en una fórmula matemática en la que muestra que la rentabilidad del
capital (r) es siempre mayor que la tasa de crecimiento de la economía (g).
Según él, esta realidad, definida en esta fórmula, es la que ha causado la
enorme concentración de la riqueza en el 1% de la población (tanto en todo el
mundo como en la mayoría de países capitalistas desarrollados) hecho denunciado
por el movimiento Occupy Wall Street, inspirado, a su vez, por el movimiento
español del 15-M.
Dicha fórmula matemática, sin embargo, describe pero no explica esta
realidad.
Como bien señala David Harvey, por qué el capital se está concentrando es la
pregunta clave. No es suficiente con escribir que ello se debe a que la
rentabilidad del capital crece más rápido que el crecimiento de la economía. Lo
que hay que explicar es por qué ello ocurre. Y ahí es donde el contexto
político en el que ocurre esta concentración es determinante. No puede
entenderse la evolución del capital sin entender su relación con el mundo del
trabajo. El periodo post II Guerra Mundial (1945-1980) se caracterizó por un
Pacto Social entre el mundo empresarial (propietario y gestor del capital) y el
mundo del trabajo y sus instrumentos políticos y sindicales. Tal Pacto dio
lugar a que las rentas del trabajo (como porcentaje de las rentas totales)
alcanzaran unos niveles elevados (alrededor del 70 al 75%) de la renta nacional
en la mayoría de países a los dos lados del Atlántico Norte (EEUU y Europa
Occidental). Fue, también, durante este periodo, cuando las políticas fiscales
fueron claramente progresivas, con un elevado gravamen en las rentas derivadas
de la propiedad del capital. Fue en esta época también cuando el Estado del
Bienestar se estableció y expandió, estando su expansión directamente
relacionada con la fuerza del mundo del trabajo. A mayor poder de este último,
mayor extensión del Estado del Bienestar, siendo los países escandinavos (donde
el mundo del trabajo alcanzó mayor poder) el mayor exponente de esta situación.
Este Pacto Social se rompió con
la elección como Presidente de EEUU de Ronald Reagan (el gran gurú de los
neoliberales) y de la Sra. Thatcher como Primera Ministra del Reino Unido, cuyo
objetivo era recuperar el poder del capital a costa del debilitamiento del
mundo del trabajo. Alan Budd, el consejero económico de la Sra. Thatcher, lo
dijo claramente: las medidas neoliberales tomadas por el gobierno Thatcher “tenían como objetivo aumentar el desempleo, lo cual era muy importante
y deseable, a fin de reducir la fuerza de la clase trabajadora…. Lo que hicimos era lo que Karl
Marx definió como crisis del capitalismo, que consiste en expandir el
desempleo (reserve army), lo que permite la bajada de salarios y el aumento de
la rentabilidad del capital a partir de entonces” (The Observer,21.06.92).
Esta fue la causa de que las desigualdades crecieran enormemente. La diferencia
entre lo que ingresaba un trabajador promedio y el director delegado de las
grandes empresas pasó de ser de 30 a 1 en 1970 a 300 a 1 ahora. Estaba claro
que, como bien dijo Warren Buffett, “seguro que hay una guerra de
clases (class war) en este país. Y mi clase, los ricos, son los que la están
haciendo y ganando diariamente” (New York Times,
26.11. 06). El punto débil de Piketty es que no hace referencia a este contexto
político. Analiza la evolución del capital, sin analizar su relación con el
mundo del trabajo.
Pero este silencio de Piketty
tiene también un coste, pues no hace ninguna referencia a las consecuencias de
esta concentración. Es cierto que este autor habla del impacto negativo que tal
concentración tiene sobre la salud e higiene democráticas, pues tal
concentración afecta y deteriora la calidad democrática de las sociedades
capitalistas desarrolladas. Pero, además de ello, esta concentración de la
riqueza y de las rentas y el consiguiente aumento de las desigualdades, ha sido
una de las mayores causas de la Gran Recesión en la que se encuentran tales
países. Tal empobrecimiento del mundo del trabajo creó un gran endeudamiento de
la mayoría de las clases populares, que obtenían sus rentas del trabajo, y, más
tarde, un grave descenso de la demanda, que es lo que causó la Gran Recesión.
La evidencia de ello es abrumadora. El promedio de renta del trabajo pasó de
representar el 72% de la renta nacional en los países de los dos lados del
Atlántico Norte en los años setenta, a un 61% en el año 2010. En realidad, en
España el porcentaje ha sido menor, un 52%. Este enorme descenso determinó la
crisis económica, y también causó la crisis financiera, pues la enorme
expansión del sector financiero, fruto del endeudamiento generalizado y la
escasa rentabilidad de las inversiones productivas (resultado de la escasez de
la demanda) potenció el incremento de las inversiones especulativas, creándose
el capitalismo del casino, cuyos estallidos originaron la crisis financiera. De
esto, Piketty tampoco dice nada. Ahora bien, estos silencios o limitaciones no
diluyen la importancia de su texto. Su publicación contribuirá al tan necesario
descrédito del pensamiento neoliberal que todavía domina los centros de
producción y reproducción del conocimiento económico. Aconsejo su lectura.
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