por Vicenç Navarro para Diario Público de España
Catedrático de
Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra
La Transición de la dictadura a
la democracia en España se hizo bajo el enorme dominio de las fuerzas
conservadoras, herederas de la derecha española (que en el abanico electoral
europeo corresponde a la ultraderecha), lo cual explica que el producto de aquella
Transición —la democracia española— haya sido una democracia muy incompleta, de
muy baja calidad, poco representativa, poco redistributiva, con un escaso
desarrollo social, con un elevado nivel de corrupción y sin ningún
reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado español. Esta democracia,
producto de dicha Transición inmodélica, está centrada en un Estado
uninacional, controlado en la práctica por un bipartidismo muy acentuado que,
ayudado por las fuerzas conservadoras radicadas en las periferias, controla
todos los aparatos del Estado.
Resultado de esta situación es
que la visión más generalizada en la población de lo que es España, sea
continuadora de la que históricamente ha dominado en los sucesivos periodos de
la historia del país, y muy en especial en los periodos en los que el Estado
español ha sido monárquico, siendo la monarquía borbónica el eje y mayor
promotor de esta visión uninacional y radial de España, centrada en la capital
del Reino, sede del establishment español.
Pero no hay que olvidar que
siempre ha habido otra visión de España, una visión diferente y opuesta al
Estado borbónico, que ofrece otra concepción de España. Esta otra visión es la
de una España republicana, redistributiva, con conciencia social y con un
Estado plurinacional reconocedor de la diversidad de España, y a la que se le
permitió florecer durante los breves periodos de gobiernos progresistas durante
la II República. De ahí que esta visión de España apareciera durante la
clandestinidad en la mayoría de partidos de izquierdas españoles que existieron
durante la lucha contra la dictadura, realizada en situaciones enormemente
difíciles y de gran represión. Tampoco debería olvidarse que el PSOE, más tarde
el mayor partido de las izquierdas españolas, había reconocido tal
plurinacionalidad del Estado español apoyando el derecho de autodeterminación
para cada una de las naciones que lo constituían. Estos partidos, debido a
presiones de la Monarquía y del Ejército –herederos del Estado dictatorial
establecido mediante un golpe militar-, abandonaron o pusieron en segundo plano
ese compromiso con la plurinacionalidad. Y cuando las izquierdas periféricas
–de Catalunya y el País Vasco- lideraron un intento de redefinición de la
visión de España, dicho intento fue reprimido, ignorado y, finalmente, vetado
por el Tribunal Constitucional, como pasó con el Estatut aprobado por el pueblo
de Catalunya en 2006.
Ahora bien, este régimen
iniciado en el año 1978, resultado de la Transición inmodélica, está bajo una
enorme crítica, y está perdiendo rápidamente su legitimidad debido a dos hechos
de una enorme transcendencia, resultado de las enormes limitaciones de la
democracia española y de las grandes insuficiencias de su Estado del Bienestar.
La confluencia de rechazos
Desde hace ya más de cinco años
el Estado central, gobernado primero por el PSOE y después por el PP, ha estado
llevando a cabo políticas públicas que no estaban anunciadas en los programas
electorales de estos partidos, y que carecen, por lo tanto, de un mandato popular.
Estas políticas públicas, que incluyen a) recortes del gasto público y muy en
especial del gasto público social -los cuales están empobreciendo de una manera
muy marcada el ya insuficientemente financiado Estado del Bienestar español
(uno de los más subfinanciados en la Unión Europea de los Quince, el grupo de
países de semejante nivel de desarrollo económico al español)-, y b) reformas
laborales encaminadas a disminuir los salarios, son enormemente impopulares.
Puesto que estas políticas públicas se están imponiendo a la población en
contra de sus deseos, están creando un rechazo hacia el Estado que las promueve
y que se percibe como poco representativo de los deseos populares (el eslogan
del 15-M “no nos representan” es ampliamente aceptado como suyo por la mayoría
de la población española, que también acepta el eslogan de que “no hay pan para
tanto chorizo”). Este Estado se percibe como un instrumento de las
instituciones financieras y empresariales (la gran patronal) y de las clases
pudientes, que siempre han tenido una gran influencia sobre el Estado y sobre
los mayores medios de comunicación (que también están perdiendo legitimidad
rápidamente). Este enorme rechazo ha sido también causa de que algunos canales
televisivos hayan permitido un cierto espacio a las voces críticas que, al
representar el sentir de la población, se han convertido rápidamente en
enormemente populares, como es el caso de Pablo Iglesias, siendo esta apertura
muy rentable para tales canales. La existencia de estos espacios no transforma
a los medios en plurales (pues continúan estando muy controlados y siendo poco
plurales), sino que estos breves espacios les generan mayor rentabilidad,
aunque, aun así, siempre existe el riesgo de que estas voces críticas
desaparezcan o sean vetadas. Existe casi una dictadura mediática en España, que
explica que la visión de una España uninacional continúe siendo la más
generalizada en el resto del país.
Ahora bien, el otro gran hecho,
además del rechazo social, es el rechazo a esta visión uninacional de España,
que predeciblemente está ocurriendo en Catalunya, donde un porcentaje de la
población muy elevado (casi el 80%) desea poder decidir sobre su futuro,
incluyendo su relación con este Estado, un Estado que no es visto por un tercio
del electorado como un Estado al cual quieran pertenecer.
La confluencia de estos dos
rechazos, el social y el nacional, está llevando al fin del régimen iniciado en
1978 como resultado de una Transición inmodélica. Aparece así de nuevo esta
otra España, la popular, la republicana, la solidaria, la redistributiva y
social, y la plurinacional, todas ellas claramente relacionadas. Hoy están
surgiendo movimientos a lo largo del territorio español que están coincidiendo
en muchas de sus demandas, consecuencia de tener un adversario común: el Estado
uninacional. Y la mayoría de la población de los distintos pueblos y naciones
de España los apoya.
La importancia de recuperar la memoria histórica de la otra España
Cuando Pablo Iglesias, en su
discurso en el Parlamento Europeo, indicó que estaba orgulloso de que hubieran
sido tropas republicanas españolas las que liberaron París, era la voz que
reivindicaba la otra España. No me imagino que ningún representante del
gobierno español, fuera del PP o del PSOE, hubiera hecho tales declaraciones.
Todo lo contrario, gran parte de los representantes españoles han estado
ausentes o muy poco visibles en las ceremonias conmemorativas del fin de la II
Guerra Mundial, ocultando o ignorando que la España republicana contribuyó a la
derrota del nazismo y del fascismo en Europa.
La ausencia de una recuperación
de la memoria histórica por parte de los gobiernos españoles ha sido uno de los
datos más llamativos e indicadores de la baja calidad de la democracia
española. Encuentro, por cierto, repugnantes (y no hay otra manera de decirlo)
las declaraciones de Javier Cercas, el escritor y novelista más promocionado
por el grupo PRISA y por El País, que en una
reciente entrevista en dicho rotativo (15.11.14) define despectivamente a los
grupos y personas que han continuado batallando bajo enormes dificultades por
la recuperación de la memoria histórica, como parte de una floreciente
industria, añadiendo que ello es parte de una manipulación generalizada,
utilizando el caso de un conocido impostor que dirigió la Amical de Mauthausen,
una asociación de prisioneros de campos de concentración nazis (sin haber
estado nunca él mismo en ningún campo), como si la práctica de dicho personaje
representara a todos los que luchan para recuperar la memoria histórica de los
vencidos. En realidad, Javier Cercas ha sido un gran impostor al manipular la
figura histórica del personaje principal de su novelaSoldados de Salamina,
a fin de promover su visión de aquella guerra, presentando el rechazo del
republicano a apretar el gatillo del fusil para matar al fascista como el
inicio de una supuesta reconciliación entre las dos Españas, descripción que
causó la protesta del hijo real del republicano cuya vida fue manipulada por el
novelista Javier Cercas (ver mi artículo “El olvido histórico: causas y
consecuencias”, Público, 22.06.13).
Ahora, como antes, concluye que todos somos responsables de lo que ocurrió,
postura predecible de una persona, hijo de vencedores, que, generalizando,
intenta diluir las responsabilidades. Hoy continúa promoviéndose una visión que
intenta callar y marginar a la otra España que está hoy apareciendo.
Pero este movimiento de
recuperación, de renacimiento y de reencuentro con la memoria histórica de la
tradición republicana de la otra España, significa un momento histórico de
enorme importancia para este país.
N de la R: En
nuestras pampas, desde los medios hegemónicos, ya empezaron a criticar a
Podemos por acercarse a las lecturas "populistas" de Laclau, Forster, Horacio González y Nicolás
Casullo
Ver:
http://indiepolitik.blogspot.com.ar/2014/11/el-papa-de-nico-winazki-se-recalento.html
El papa de Nico Wiñazki está chocho con Rajoy. Qué gente fenómena.
ResponderEliminarSi bien Franco fue aliado de Perón, no cabe duda alguna de que una figura similar va a tener que resurgir para evitar los desmanes bolchevistas que proponen estos engendros marxistas de Podemos, así como el Generalísimo salió al cruce de los comunistas que habían copado España en el 36.
ResponderEliminarMe parece que las cenas de los viernes en la parroquia están convirtiendo a los militantes de la juventud radical en parabolanos. Ojo Sala que puede terminar como Hipatia de Alejandría
ResponderEliminarUsted me dice que puede ocurrir que este grupo de fanáticos ingratos me capturen, me desnuden y me asesinen argumentando herejía. Luego me arranquen la carne utilizando conchas marinas montehermoseñas (conchas FPV) y dispersen mis restos por El Perdido, aprovechando la deriva, en señal de escarmiento. Vale la pena el riesgo. El proyecto lo merece.
ResponderEliminarNah Sala, ningún político o "proyecto" vale la vida de un Individuo. Y el Colorado Ripoll está cada día más loco y más chupacirio.
Eliminarestos muchachos de la juventud radical están bien del marote? en qué quedamos? se hacen los progres cuando escriben esos comunicados pedorros en contra del neoliberalismo? o son el ala derecha del partido nazi?
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