Fuente: Blog Estructura Desequilibrada
Puente hacia el conocimiento: Antonio Diez "El Mayolero"
Esta misma pregunta se hace Lucas Llach, aunque mi respuesta
es contraria: No, no queremos un Banco Central (BC) independiente; no por lo
menos en los términos en los que él lo plantea. Para entender esto, primero hay
que explicar la definición del concepto; porque cuando se habla de
"independencia" del BC en mucho casos no se aclara de qué o de quién,
algo que es de suma importancia para la discusión. Por lo general existen dos
tipos de independencia, una que podemos llamar de objetivos y otra de instrumentos, donde como su nombre lo indica, la diferencia está
en que en la primera el BC, y no el gobierno, es quien establece los objetivos
económicos a cumplir (la meta de inflación, tipo de cambio o nivel de desempleo
objetivo, etc.), mientras que en la segunda el gobierno fija los objetivos,
pero el BC decide qué instrumentos y cómo los va a utilizar para cumplir esos objetivos.
Por lo general, en la
actualidad los gobiernos fijan los objetivos mientras que los BCs mantienen la
independencia en los instrumentos, aunque los grados de libertad pueden variar
bastante en cada país. En Argentina, por ejemplo, también es así. Lo que hay
que destacar es que la reforma de la Carta Orgánica del BCRA lo que hizo fue
ampliar los objetivos (agregando la estabilidad financiera, la promoción del
empleo y el desarrollo económico), dado que su versión anterior, hecha por
Cavallo en el año 1992 en pleno auge neoliberal, fijaba como único objetivo la
estabilidad de la moneda, o sea el control de la inflación. Entiendo que lo que
Llach propone es una vuelta a esto mismo, dado que critica 1) el hecho de que
el BCRA financie al gobierno, y 2) que se vea forzado a hacer políticas
expansivas cuyo único efecto permanente que tendrían sería el incremento de la
inflación.
Ahora sí, luego de esta larga aclaración, podemos desarrollar los argumentos en contra y a favor de este tipo de independencia. Arranquemos por esto último, que es lo más corto y sencillo de analizar, porque básicamente solo hay un motivo para que el BC sea independiente del gobierno: la inflación. El motivo sería que los gobiernos (populistas, obvio) siempre quieren gastar más de lo que recaudan y entonces le piden al BC que emita los pesos necesarios para financiar ese déficit. Esa emisión sería la que provoca un aumento de la inflación. El problema principal que tiene este argumento es que, como ya mencionamos varias veces la teoría monetarista de la inflación tiene puntos muy flojos, tanto a nivel teórico como empírico. Si esto efectivamente es así, el primer argumento de Llach quedaría invalidado.
El segundo argumento también es bastante polémico. En la actualidad ni siquiera el mainstream puede afirmar que el único efecto de largo plazo de una política monetaria expansiva sea una mayor inflación. Numerosos trabajos en los últimos años pusieron en duda esta idea de que el dinero es neutral en el largo plazo (Blanchard y Summers, 1986; Gordon, 1997; Stirati, 2001). Aclaro esto del mainstream porque para la teoría poskeynesiana desde hace mucho que se reconoce que los cambios en la demanda efectiva afectan de manera permanente el nivel de producto, algo que se conoce como path dependency y que puede ser rastreado hasta Kaldor (de ahí la ley Kaldor-Verdoorn, pieza fundamental de este mecanismo).
Pero al margen de lo
anterior, aun en el hipotético caso de que los dos argumentos anteriores se
mantengan, creo que las ventajas de tener un BC manejado por el gobierno siguen
siendo ampliamente superiores. En primer lugar hay que destacar que esta idea
de que el BC tiene que ser independiente del gobierno no estuvo siempre
presente en la teoría del mainstream. En realidad es relativamente reciente,
surgiendo en la década del ´70 a partir de distintos trabajos de los
economistas denominados "nuevos clásicos", (que de clásicos no tienen
nada, pero eso queda para otra entrada), que de a poquito fueron instalando
esta idea de que: a) la política monetaria es inefectiva para manejar la
demanda agregada y su expansión solo genera una mayor inflación; b) el gobierno
tiende a utilizar la política monetaria de manera discrecional y como las
personas se comportan de manera racional, entonces anticipan este
comportamiento, haciendo que la credibilidad de las autoridades pase a ser de
suma relevancia para la efectividad de la política monetaria; c) la inflación
es el peor de todos los males. De lo anterior se desprende, casi de manera
automática, que la política monetaria debería enfocarse exclusivamentre a
controlar la inflación y que la mejor manera de hacerlo es a través de un BC
que sea independiente del gobierno y que se apegue a reglas estrictas, las
famosas "metas de inflación" (porque eso lo va a hacer más confiable
y creible).
Pero, como dijimos, antes esto no era así. Y no era
así porque los 3 argumentos brindados en favor de la independencia de los BCs
reflejan el cambio de época que se fue gestando a partir de los '70 con la
llegada del neoliberalismo. G. Epstein tiene un excelente trabajo donde
justamente muestra que antes (por lo menos desde el siglo XVII con la creación
del Banco de Inglaterra) el funcionamiento de los BCs era marcadamente
distinto. Lo primero que llama la atención es que la mayoría de estas
instituciones surgieron debido a la necesidad del Estado para financiarse, y
que entonces uno de sus principales roles siempre fue el de actuar como
financista de los gobiernos, algo que choca de lleno con esta idea actual de
que los BCs tienen que ser independientes precisamente para evitar esto.
Otro de los objetivos principales era el control
del tipo de cambio, lo que implicaba el manejo de los agregados monetarios, el
nivel del crédito, el ingreso de capitales y las reservas (e, implícitamente,
el nivel de precios). Además el objetivo principal que tenía el uso de la tasa
de interés estaba estrechamente relacionado con el manejo de la deuda pública,
algo que fue evidente a partir de la Primera Guerra Mundial cuando el
endeudamiento público creció notablemente. Por si esto fuera poco, los BCs
tenían además políticas puntuales destinadas al desarrollo de ciertos sectores,
siendo de lo más común el subsidio a sectores estratégicos de la industria.
En definitiva, lo que se observa es que esta idea
de que el BC tiene que ser independiente del gobierno es algo actual que se
instaló con el surgimiento del neoliberalismo y que sus justificaciones son
poco sólidas. Previo a esto, y a lo largo de toda la historia del capitalismo,
los BCs tuvieron un papel mucho más importante y más abarcativo, y por
sobretodo fueron claves en los procesos de desarrollo de las economías
avanzadas. De lo anterior debería quedar claro que el alcance que tienen las
políticas del BC es muy amplio, siendo el control de la inflación solo uno de
sus varios objetivos. Al abogar por la independencia de esta institución lo
único que se logra es restringir severamente su capacidad de intervención en la
economía. ¿No será ésta la finalidad que está detrás de todo?
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