Nuevo triunfo judicial de la Yihad corporativa contra la Ley que nunca pudo ser y algunas reflexiones de Chomsky
Fallo del Poder Injudicial de la Nación que da curso a la cautelar
presentada por los perioyihadistas, operadores talibanes, del Grupo Clarín.
http://es.scribd.com/doc/254708020/El-fallo-completo
Noam Chomsky: ”El lavado de cerebros en libertad es
más eficaz que en las dictaduras”
- Empecemos por el asunto de los medios de comunicación. En
Francia, en mayo del 2005, con ocasión del referéndum sobre el tratado de la
Constitución Europea, la mayor parte de órganos de prensa eran partidarios del
”sí”, y sin embargo 55% de los franceses votaron por el ”no”. Luego, la
potencia de manipulación de los medios no parece absoluta. ¿Ese voto de los
ciudadanos representaría también un ”no” a los medios?
– El trabajo sobre la manipulación mediática o la
manufactura del consentimiento que hicimos junto a Edgard Herman no aborda la cuestión de los
efectos de los medios en el público. Es un asunto complicado, pero las pocas
investigaciones que profundizan en el tema sugieren que, en realidad, la
influencia de los medios es más importante en la fracción de la población más
educada. La masa de la opinión pública parece menos tributaria del discurso de
los medios.
Tomemos, por ejemplo, la eventualidad de una guerra
contra Irán: 75% de los norteamericanos estiman que Estados Unidos debería
poner fin a sus amenazas militares y privilegiar la búsqueda de un acuerdo por
vías diplomáticas. Encuestas llevadas a cabo por institutos occidentales
sugieren que la opinión pública iraní y la de Estados Unidos convergen también
en algunos aspectos de la cuestión nuclear: la aplastante mayoría de la
población de los dos países estima que la zona que se extiende de Israel a Irán
debería estar completamente despejada de artefactos de guerra nuclear,
comprendidos los que poseen las tropas norteamericanas de la región. Ahora bien,
para encontrar este tipo de información en los medios, es necesario buscar
mucho tiempo.
En cuanto a los principales partidos políticos de
los dos países, ninguno defiende este punto de vista. Si Irán y Estados Unidos
fueran auténticas democracias en cuyo interior la mayoría determinara realmente
las políticas públicas, el diferendo actual sobre lo nuclear ya estaría sin
duda resuelto. Hay otros casos así.
En lo que se refiere, por ejemplo, al presupuesto
federal de Estados Unidos, la mayoría de norteamericanos desean una reducción
de los gastos militares y un aumento, por el contrario, en los gastos sociales,
créditos otorgados a las Naciones Unidas, ayuda económica y humanitaria
internacional, y por último, la anulación de las bajas de impuestos decididas
por el presidente George W. Bush a favor de los contribuyentes más ricos.
En todos estos asuntos la política de la Casa
Blanca es totalmente contraria a los reclamos de la opinión pública. Pero las
encuestas que revelan esta oposición pública persistente raramente son
publicadas en los medios. Es decir, a los ciudadanos se les tiene no solamente
apartados de los centros de decisión política, sino también se les mantiene en
la ignorancia del estado real de esta misma opinión pública.
– Cuando se les pregunta a los periodistas, si
sufre presiones responden inmediatamente: ”Nadie me ha presionado, yo escribo
lo que quiero. ” Es cierto. Solamente, que si tomaran posiciones contrarias a
la norma dominante, ya no escribirían sus editoriales. La regla no es absoluta,
desde luego; a mí mismo me sucede que me publiquen en la prensa norteamericana,
Estados Unidos no es un país totalitario tampoco. Pero cualquiera que no satisfaga ciertas exigencias mínimas no tiene
oportunidad alguna de alcanzar el nivel de comentador con casa propia. Esto se percibe
con mayor claridad en los pequeños y medianos centros urbanos del interior en donde
generalmente las usinas comunicacionales son patrocinadas por los señores feudales
del lugar cuando no en connivencia con el poder político del condado, partido,
distrito, departamento o provincia.
El sistema de control de las sociedades
democráticas es muy eficaz; instila la línea directriz como el aire que
respira. Uno ni se percata, y se imagina a veces estar frente a un debate
particularmente vigoroso. En el fondo, es mucho más rendidor que los sistemas
totalitarios.
No olvidemos cómo se impone siempre una ideología.
Para dominar, la violencia no basta, se necesita una justificación de otra
naturaleza. Así, cuando una persona ejerce su poder sobre otra -trátese de un
dictador, un colono, un burócrata, un marido o un patrón-, requiere de una
ideología que la justifique, siempre la misma: esta dominación se hace” por el
bien” del dominado. En otras palabras, lo perverso del dilema es que este poder
comunicacional se presenta siempre como accesible, altruista, desinteresado,
justo y generoso.
Fuente-Iniciativa debate – Página Popular
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