Cristina
Kirchner ante un ciclo que no termina
por Nicolás
Tereschuk para INFOBAE
Existe una
interpretación acerca de los importantes niveles de aceptación que, según
diversas encuestas, la presidenta Cristina Kirchner mantiene en estos últimos
meses de mandato sobre la que me gustaría plantear algunas ideas alternativas.
Se dice que Cristina sube en la consideración pública porque “ya se va” y que, como todo presidente que deja el
cargo, la mirada de la población sobre ella se vuelve más matizada, menos
aguda. Se compara entonces esta etapa de
la gestión kirchnerista con el último año del primer gobierno de la chilena
Michelle Bachelet, que
finalizó en marzo de 2010. Bachelet había experimentado un fuerte descenso en
su imagen al inicio de su mandato, tocando un piso de alrededor del 35 por
ciento de aceptación en 2007. La dirigente socialista se retiró tres años más
tarde con un histórico 84 por ciento de aprobación.
Si este razonamiento es adecuado, todo presidente que se retira del
cargo sin reelección posible, se beneficiaría con un “viento a favor” en las
encuestas, a partir de que una regla no escrita que indicaría, supuestamente,
que la consideración pública se vuelve más benevolente con un mandatario que se
retira.
Lamentablemente,
al menos en el caso de la Argentina, esta situación no se ha verificado. Más
bien lo que suele ocurrir es todo lo
contrario, según
la evidencia histórica. En un paper publicado en 2013, el politólogo Aníbal
Pérez-Liñán trabajó sobre la cuestión “Liderazgo presidencial y ciclos de poder
en la Argentina democrática”. En ese trabajo, el especialista recopiló datos de
encuestas sobre el porcentaje aprobación de la gestión de gobierno entre 1983 y
2013.
La información
está compilada en el gráfico que sigue:
Según puede
observarse, los niveles de aprobación de Raúl Alfonsín, Carlos Menem e
incluso Néstor Kirchner -algunos
mayores, otros menores- permanecieron estancados o cayeron en los últimos meses
de cada una de sus gestiones. En todos los casos, se encontraron muy lejos de
los picos de aprobación que lograron alcanzar en algún punto de sus mandatos.
La consultora
IPSOS ha dado a conocer información sobre los niveles de aprobación de Cristina
Kirchner en los últimos dos años. En esta nota se indica que en 2013 la imagen
presidencial, de acuerdo a esa empresa y sus estudios de opinión, había caído
con respecto a 2011 pero hasta un piso todavía alto, del “50 por ciento”. A fin
de 2014, la consultora la ubicaba en 49 por ciento. Aquí se ve cómo, Luis
Costa, de IPSOS, señaló el mes pasado a Interamerican Dialogue que que “Cristina permanece
como la presidente más popular de la región con el 49 por ciento” de aprobación.
Para pasarlo en
limpio, entonces. No es cierto que en la Argentina
se dé un “efecto Bachelet”. No
se verifica que “la imagen del Presidente sube porque se va” o que, en este
caso, “Cristina sube porque se va”. De esa forma, la actual mandataria -en caso
de mantener o mejorar los actuales niveles de aceptación- es protagonista de
una compleja operación política nunca antes lograda en la historia reciente
argentina. Rompe el ciclo que termina con
una cierta “demonización” de un jefe de Estado que se aleja.
Sobre esta cuestión deberán tomar nota no sólo los analistas que habían
pronosticado para esta altura de 2015 un “fin de ciclo” político para Cristina,
sino también los sectores que evalúan con cierta liviandad que el kirchnerismo
se desvanecerá en el aire una vez que la mandataria deje el 10 de diciembre la
Casa Rosada.
Para hacer aún más
completa su ruptura con el pasado reciente, Cristina tendrá que producir otro hecho
que ni Juan Perón ni Carlos Menem -los dos presidentes de su partido que
estuvieron algún tiempo más que ella en el cargo- lograron o quisieron lograr: colocarle la banda y
entregarle el bastón presidencial a un dirigente que triunfe en elecciones y que
surja de su mismo signo político.
Quedan todavía algunos meses para que sepamos qué ocurrirá en última
instancia con esa sucesión. Mientras tanto, la Historia se sigue escribiendo.
Comentarios
Publicar un comentario