El Partido Justicialista de Coronel Dorrego nos ha dado a
los habitantes del distrito la mejor noticia política del año. Quién ha tenido
la enorme suerte de departir con el Dr.
Cortez sobre temas variados, sean ellos política, fútbol, sociedad, economía, o
directamente en el marco de su profesión seguramente habrán hallado en él, en
primer lugar, un hombre con acabado conocimiento y al mismo tiempo ampliamente informado
sobre los dilemas de cada rubro y en segundo término un sano apasionamiento cuando
de explicar los distintos fenómenos se trata. No es de los que simplifican el
pensamiento hacia la comodidad resolutiva de un deber ser social, ni se afilia
al sentido común, profundiza a favor del sentido inteligente y nos ayuda a
pensar lo pensado. Hablar del Dr. Cortez como profesional de la medicina sería
un tanto redundante. Los que pertenecemos por libre elección a su cartera de
pacientes sabemos del valor agregado personal que le incorpora a sus
obligaciones profesionales, cosa que no sólo lo califica como Médico sino mejor
aún como persona.
Pero me quiero detener en José Javier Cortez como ciudadano,
vecino, uno de los nuestros, un par, un tipo que respira y se alimenta de la
política, porque está convencido que la política es la única forma que tenemos
los seres humanos para resolver nuestros conflictos. Por sus venas corre sangre
política, con hemorragias internas incurables que la dictadura le dejó. Su
dialéctica política está por encima del común pero no utiliza la erística como
trampa, es claro, conciso, contundente y no necesita de recodos para argumentar
sus posturas ya que estas están cimentadas sobre solventes postulados
elaborados científicamente. Hace mucho, y que me perdonen los anteriores y
actuales componentes del cuerpo colegiado, no tengo tanto entusiasmo por la
incorporación de un edil al HCD local. Creo que el Dr. Cortez no sólo elevará
el nivel político e intelectual del legislativo sino que además obligará a sus
colegas a no desentonar, a estudiar, a instruirse, a informarse, a mejorar sus
dialécticas, a argumentar con datos probados y a refutar sin banales chicanas,
poniendo sobre la mesa pensamiento crítico y capacidad de reflexión. Hombre
valiente sin dudas, de allí el título de esta pequeña y humilde apología de
alguien a quien admiro como ser sentipensante. Adherir públicamente al FPV
tiene en nuestra sociedad dorreguense un laudo inconsulto cuyo costo en
ocasiones es bastante oneroso, sobre todo en el campo de las relaciones
sociales. La mentira, la calumnia y la estigmatización emergen de inmediato
cuando uno expone determinadas cuestiones que el común prefiere esconder bajo
la alfombra. Así uno es sometido a vejaciones sobre las cuales no tiene
oportunidad de defensa ya que quedan plasmadas en el inconsciente colectivo
debido al enorme aporte de la malevolencia.Javier pudo bien seguir con su vida
apacible y ordenada, rodeado de su familia, su esposa y sus hijas. Prefirió con
valentía exponer su cuerpo, sus ideas y su inteligencia al servicio de sus convicciones,
y si de algo estoy absolutamente seguro y persuadido es que no va a dejar ni
una en la puerta del HCD. Sabe que no juega con el caballo del comisario,
cuestión que si sabemos analizar en nuestro contexto social lo enaltece, no
necesitó ser medido para aceptar la propuesta, ni le interesa el postmoderno
teorema de la imagen. No es una figurita difícil ni fácil, no quiere que lo peguen
en ningún álbum y menos hubo que extralimitar convencimientos a modo de
súplicas para luego ufanarse mediáticamente. Aceptó porque es un militante político,
porque es un militante social y humanista, y vaya si tal cosa no es necesaria
en Coronel Dorrego. Lo suyo es la política, el conocimiento, la pasión por
ambas cuestiones relacionadas entre sí y el amor por Coronel Dorrego. Por lo
menos en estos comicios, los dorreguenses, no podemos escondernos tras el
pretexto de que no tenemos opciones válidas y superadoras.
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