Recurrir a
la experiencia de los que bien conocen la letra gruesa y fina de cada actividad
pública y prepararse a partir de la delegación y asimilación de ese
conocimiento es el secreto de los que desean participar activamente dentro de
la gestión política concreta con verdadera responsabilidad cívica. Si bien las tareas
que desarrolla un Consejo Escolar no contienen incisos que pueden encontrar
rasgos de confrontación política no es menos cierto que se ingresa a tal
colectivo a partir de la militancia en cada partido, agrupación o alianza que se exponen a la sociedad dentro
del marco de sus propuestas ejecutivas y legislativas. Por eso afirmo que la
reciente noticia sobre el intercambio informativo que generosamente le dio el
Consejero Escolar Cristian Nielsen a los precandidatos a dicho segmento del
PJ-FPV, lista que lidera el Dr. Osvaldo Barcelona nos debe llamar por un lado a
la reflexión y en segundo término a la esperanza.
El
altruismo y la madurez política exhibida tanto por el actual Consejero de la
UCR como por los aspirantes a ocupar
dichas funciones, escapa para bien de esa mala lógica de celos y reaseguro que
muchos entienden como uno de los pilares fundamentales de la fidelidad política.
Acaso la juventud de los actores permite que nos encontremos delante de un acto
de valentía inusual, cuestión a la cual
no estamos habituados, lo cierto es que lo fundamental privó por sobre el
egoísmo, signo claro de madurez política, característica que lamentablemente no
solemos observar en los que desde hace años se presentan como duchos en la
actividad política local. Sería muy saludable que el campo popular, sector que bien
representan Cristian Nielsen, Patricia Luna, Enzo Somoza y el resto de la muchachada,
cada uno en el marco de sus convicciones, se despoje de prejuicios y
preconceptos absurdos y vea con ojos esperanzadores este acercamiento, esta
construcción colectiva de pares a favor de la eficacia y el compromiso
comunitario. Cada uno de los protagonistas trazará con el correr de los años su
línea política de tiempo, sus comodidades e incomodidades, sus alegrías y sus
quebrantos, por suerte no somos como ayer y mañana seremos muy distintos al
presente, lo cierto es que estos jóvenes nos han dado una lección que
deberíamos contabilizar y resaltar en nuestras cotidianas agendas políticas. Deseo
fervientemente que este punto de partida despierte a seguidores y entusiastas
de la sana convivencia para que de una buena vez por todas comencemos a encontrar
ese idioma común que tenemos y que muchas veces escondemos por obra y gracia de
nuestros egoísmos ilegítimos. En lo personal y más allá de los necios, sectores
que siempre evaluarán cada acto con la perversión de sus propias conductas,
celebro estas reuniones de trabajo, festejo esta alianza intelectual, brindo por
la decisión valiente de tomar por este sendero creativo que tanta falta nos
hace en Coronel Dorrego. Y quién sabe, acaso lo mío sea una simple y jubilada expresión
de deseos y que esto signifique de cara al mediano plazo la simiente de un gran
proyecto colectivo, humanista, altruista, inclusivo y popular que Coronel
Dorrego se debe para sí desde hace varias décadas.
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