El país normal a la derecha por FRANCISCO BALAZS

para Miradas al Sur






El anuncio de la Presidenta el pasado lunes del pago del Boden 2015 despertó sorprendentes reacciones del arco opositor de derecha (lo que en la Argentina actual significa prácticamente la totalidad de las alternativas opositoras). El latiguillo utilizado fue que en un país normal no se festeja el pago de deuda. Irónicamente (o cínicamente) así lo expresaron algunos de los que fueron responsables y cómplices del fenomenal proceso de endeudamiento externo llevado a cabo durante la última dictadura militar y la década del 90 hasta la explosión del 2001/2002. Mauricio Macri y su economista y presidente del Banco Ciudad Federico Sturzenegger y también el macrista Alfonso Prat Gay se refirieron al anuncio de la Presidenta y a señalar cómo debiera ser un país normal.
El pago del Boden 2015 se inscribe en el inédito proceso de desendeudamiento iniciado en el año 2003, aunque los opinólogos y analistas económicos pretendan establecer bajo estrafalarias ecuaciones que el nivel de deuda actual es superior al del año 2001. En la historia argentina, que un gobierno cancele deuda, y en dólares, sin pesificarla, ni renegociarla, ni dejársela de regalo al gobierno siguiente, a dos meses de dejar el poder, es lo que sí hace un país normal, y eso no sucedió jamás en la Argentina gobernada durante al menos los 30 años anteriores al 2003. Sin embargo, sueltitos de cuerpo olvidan que fueron ellos, y los gobiernos de los que formaron parte o apoyaron explícitamente, los que endeudaron y estrellaron al país en el 2001. Esa deuda emitida, bajo el pagadiós neoliberal, la tuvo que pagar este pueblo. El último tramo del país normal fue el de Domingo Cavallo y Federico Sturzenegger sellando la estafa del Blindaje y el Megacanje por 50.000 millones de dólares, dejando una bomba de tiempo que no tardaría sino pocos meses en hacer estallar al país.
El pago del Boden 2015 fue otro paso en el proceso de desendeudamiento, luego del pago del Boden 2012 con el objetivo de “compensar” a los bancos que habían fugado del país los dólares que se encontraban dentro del sistema financiero. “Compensar” es el eufemismo que utilizan los pregoneros del país normal ocultando que quien pagó la fuga de los bancos fue, una vez más, el pueblo argentino.
El país normal que tanto añoran, y que comparan con el de la anormalidad actual, es el de volver a los mercados de capitales y tomar deuda a tasas bajas, aunque a lo largo de las andanzas neoliberales las tasas bajas terminaran siendo mucho más altas en términos de las posteriores consecuencias. La toma de deuda de manera sistemática, la devoción por recurrir a los mercados, y la estrategia de no pagarla sino de incrementarla sistemáticamente representa el fenomenal mecanismo de transferencia de ingresos que experimentó el país con las trágicas consecuencias de décadas pasadas. Ese es el país normal de la derecha argentina, el de redireccionar la transferencia de ingresos a partir de endeudamiento para los sectores de privilegio.
El parámetro de normalidad que utilizan habitualmente, es el que los tuvo de protagonistas cuando alcanzaron responsabilidades como funcionarios, dirigentes políticos, del sistema financiero, y empresarial local. En la Argentina anterior al 2003 el país normal era parte del mundo, ponderado por “los mercados” a la vez el que no honraba ninguno de sus compromisos, como suelen denominar a la toma de deuda. Se sirvieron del endeudamiento como mecanismo de demolición de la estructura productiva, económica y social. Ese era el país normal, donde las deudas no se pagan sino que se renegocian eternamente hasta llevarla a niveles insostenibles para disponer de la indispensable contracara: que los acreedores impongan sus condicionamientos y ajustes. Las imposiciones de los acreedores son el subterfugio de la derecha local para imponer sus propias políticas y planes económicos.
A ninguno de los que reclaman un país normal nunca se los escuchó explicar por qué estalló el país en el año 2001, qué sucedió, qué políticas económicas, fiscales y tributarias se aplicaron, por qué aquél Banco Central independiente se quedó sin reservas, por qué hubo Lecops y Patacones y un nivel de deuda que hacía al país inviable. Para todos ellos, el fracaso neoliberal no se produjo. No existió. Cuando el gobierno nacional se remonta al año 2003 para demostrar de dónde se viene y lo que se logró en estos doce años y medio desde que asumió la presidencia Néstor Kirchner, sin vergüenza responden que el año 2003 no es parámetro de comparación porque cualquier dato contra los de esos años no es válido, y que por lo tanto toda referencia es nula porque el país estaba en llamas, pero no se hacen cargo de quién le prendió fuego.
Aquél país normal y para unos pocos no vuelve más. Lo saben.




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