Hace muchos años que las
bolsas de guita kirchneristas existen y se encuentran, encerradas en las
bóvedas y enterradas bajo tierra, dentro de las mentes de los adherentes a la
mass media, preferentemente sectores medios de doble estándar, segmentos
incapaces de moralizar sus linderos cotidianos con actitudes éticas en donde el
valor está directamente asociado al riesgo de perder (tristemente poseo
sobradas vivencias al respecto). Luego solo resta operar con cuadros propios y extraños lábiles, y tirar dos o tres bultos a la vista para
que la indignación burguesa llegue a su punto de ebullición y completar de ese
modo el circuito de estigmatización. La parte por el todo como sentido común
dominante. A partir de allí la ruta hacia la concentración de la riqueza, la
exclusión y la dependencia económica es de libre circulación. Lo fantástico de
este fenómeno histórico-político honestista es que nunca un proyecto inclusivo
de 10 o 12 años fue seguido de otro similar pero con la corrección de esas
corrupciones denunciadas. ¿Cuál era entonces el verdadero destinatario de la
estigmatización y para lo cual la corrupción sirvió como puente necesario? Si
la corrupción siguió sin solución de continuidad creo que dentro de la pregunta
está encerrada la respuesta. Ni la corrupción del FPV ni la corrupción
de Cambiemos modifican un ápice la esencia de cada uno de esos proyectos
políticos. No es menos inclusivo el FPV ni menos expulsivo Cambiemos, no es
menos solidario el paradigma del FPV ni menos egoísta el paradigma de
Cambiemos, no es menos horizontal el concepto social y político del FPV ni
menos clasista el concepto social y político de Cambiemos, no es menos soberano
y nacional el FPV ni menos entreguista y extranjerizante Cambiemos... Por eso,
a pesar de los corruptos de toda laya e ideología los proyectos no se manchan
(diría Diego), cada uno son lo que son, y está muy claro todo...
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