"Se nos hundió el barco, estamos solos, desamparados, desesperados y lo único que nos quedó fueron las obras completas de Paulo Coelho.. "
Uno
percibe que construir políticamente no es cosa sencilla, para ello es necesario
tener vocación política valga la redundancia, y no todos los actores con
pretensiones exhiben atribuciones al respecto. Se me ocurre que por esa razón
intentan circular por los atajos mediáticos y que sean ellos, en función del
rating, los que ordenen tanto alianzas como las futuras listas.
Nicolás
Casullo nos hablaba sobre sociedades en donde lo mediático, como poder
concentrado de emisión actúa como política cultural canonizando la escala de
los significados sociales. Invertir en la lógica de audiencias a retener,
informando en horario ininterrumpido, viviendo de “públicos-conciencias”. Vida
común, trasmisora y receptora, una suerte de matrimonio ideológico cotidiano.
Una cultura política que atraviesa lo comunitario desde el alarmismo social, la
antipolítica, el sentimiento ciego, el protolinchamiento permanente, el cinismo,
el analfabetismo a toda cuestión compleja, la vacuidad del rating y el comportamiento
histérico. Encenderle una vela al panteón de dolor y la penuria populista, y por supuesto, brindarles
homenajes a los dioses de nuestros históricos fracasos.
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