.. no vienen solo por la cosas, también vienen por tu felicidad

Este modelo sociopolítico y económico no solo viene a apropiarse de los bienes y servicios, a concentrarlos, viene para apropiarse de tu persona, para que dejes de serlo y te observes como un simple instrumento del sistema. Para ello recurre a una batería de acciones psicológicas que acompañan las medidas excluyentes que toman, prácticas que se manifiestan por medio de un sin número de amenazas solapadas, cual mensaje subliminal, sobre que desgraciado puede ser tu derrotero en caso de desobedecer al sistema, programa que tiene la bonhomía de pensarte como cosa.

La precariedad y la incertidumbre hacen que tu capacidad de reacción sea limitada, tus defensas descienden ya que aquellas seguridades que otrora te envalentonaban debido a la multiplicidad de derechos que te asistían hoy han desparecido. Te transformaste en una cosa que ya no puede pensar más allá que en conservar sus necesidades básicas, una cosa física que no tiene permitida la felicidad, cuestión que también es tabulada por el mismo sistema que te oprime.

Desde diciembre del 2015 tu suerte y destino están agarrados con alfileres, que encima no manejás. Ni tu preparación, ni tu voluntad, ni tu inteligencia, forman parte del dilema, no cuentan, lo que cuenta es tu obediencia al modelo.

Por eso la lucha contra ese tipo de dictaduras sistemáticas es mucho más compleja que contra aquellas que vulgarmente utilizan las armas. No digo peligrosa, digo compleja. Y me refiero puntualmente al hecho de que esta clase de modelos inmoviliza a la conciencia social porque privilegia la subsistencia individual, inciso que bajo amenaza espera hasta que la última zanahoria le indique que no tiene nada que perder.

Son hábiles los fachos, han aprendido de sus erratas. No te vencieron, te convencieron que es peor y te tomaron para sí, y vos accediste. Ahora, sobre una silla eléctrica social solo aguardás que la corriente no pase de 110. Dejaste de creer en vos y en lo que podes hacer por la sociedad, si sucede conviene, Dios así lo quiso, te domesticaron para que asumas que nada es posible, y rezas para que el fuego se apague, para que baje al agua, para que llueva.. y rezas, y rezas, ya no exigís con la seguridad de otros tiempos, te pegaron abajo y te ablandaron, y te dolió en el marote que decidiste vaciar de contenido, y te comenzaste a dejar..

Por eso no nos debe extrañar en lo absoluto que nuestro progresismo vernáculo se haya rendido, vía Panamá, a favor de una reforma laboral, que acepte grácilmente bajar la edad de inimputabilidad, que haya accedido y apoye un nuevo y atroz endeudamiento, que se los vea palmear las espaldas de los que persiguen a los líderes sociales que no se someten a la ignominia, que asuman como potable a un gobierno cuya corrupción no está generada por algún que otro vivillo que es necesario meter preso, sino por un sistema de pauperización social y vaciamiento que jamás será sometido a rendición de cuentas por el establisment judicial. A ellos también los han convencido. Y han dejado de ser felices, han muerto como sujetos colectivos, han enterrado sus banderas, se han humillado y han humillado a sus conceptos.

Quedamos nosotros, como canta el Negro Heredia, los que aún estamos vivos, felices de estarlo, dicha innegociable que nos permite aún en la derrota comprender perfectamente que ser vencido por la ignominia es mucho menos gravoso y más digno que ser convencido por la ignominia.