Miguel Acevedo, Presidente de la Unión Industrial Argentina: “Hoy más que el supermercado del mundo tenemos el mundo en nuestros supermercados”.. Pensá lo que significa, ponete cómodo y leelo al Profe Rovelli
Argentina: de la Estancia a la banca offshore – Por Horacio
Rovelli para La Tecl@ Eñe
Horacio Rovelli es Economista
especializado en temas fiscales y monetarios. Profesor de Política Económica en
la Universidad de Buenos Aires.
Fuente: http://lateclaenerevista.com/2018/03/13/argentina-la-estancia-la-banca-offshore-horacio-rovelli/
Horacio Rovelli realiza en esta nota un
análisis histórico y económico sobre la formación de los sectores dominantes en
Argentina para afirmar que no es lo mismo el productor que la cofradía de especuladores
financieros y bancos, aunque todos operan con banca offshore y tienen negocios
interrelacionados.
Nuestros sectores dominantes
nacieron y se forjaron subordinándose a Inglaterra que era la gran potencia en
el Siglo XIX hasta perder su lugar tras la segunda guerra mundial a mediados
del siglo XX. La burguesía porteña se endeudaba hipotecando los destinos del
país, fue Bernardino Rivadavia, en esa época su principal referente, como
Ministro de Martín Rodríguez en 1824, que tomó el crédito con la Baring
Brothers, cediendo en garantía del empréstito la hipoteca de todas las tierras
y demás bienes inmuebles de propiedad pública, prohibiendo su venta, y se cedía
su uso en enfiteusis, mediante el cual se arrendaban contra el pago de un
canon. La deuda fue de un millón de libras esterlinas, una parte menor
llegó al país para financiar las importaciones, pero se terminó pagando más de
veinte veces esa suma hasta saldarla en la presidencia de Manuel Quintana
(quién antes y después de ser Presidente de la República fue abogado principal
del Banco de Londres en el Río de la Plata), en el año 1904.
Fue Bernardino Rivadavia como
primer presidente unitario, quién nombró a Juan Manuel de Rosas comandante de
los ejércitos de campaña a fin de mantener pacificada la frontera con la
población indígena de la región pampeana, dado su conocimiento y oficio
demostrado en la primera campaña del desierto bajo las órdenes del Gobernador
Martín Rodríguez. Y fue Rosas, paralelamente, y los sectores ligados a él que
visualizaron que podían basarse en la producción de carne y cuero, quién
defendió la independencia de los estancieros porteños: “Orden por sobre todas
las cosas, contra los perturbadores de adentro y de afuera”, es en la Argentina
de Rosas donde se consolida una sola institución
capitalista: LA ESTANCIA.
Derrotado Rosas por las amplias
y variopintas fuerzas que se pusieron bajo las órdenes de Justo José de Urquiza
en Caseros, el 3 de febrero de 1852, los defensores del puerto de Buenos Aires,
formado por antiguos unitarios y rosistas, se negaron a organizar
la Nación a través de una Constitución federal en pie de igualdad con
las demás provincias. De modo que se separaron del resto del país,
estableciendo lo que se conoce como Estado de Buenos Aires, que no
participó en la sanción de la Constitución Argentina de 1853, ni se
incorpora a la Confederación Argentina.
Al no ceder los porteños la
renta aduanera, la “Confederación, Argentina” tenía serios problemas económicos
que no lograba resolver; el comercio exterior seguía pasando casi
exclusivamente por la aduana de Buenos Aires, que era ―por mucho― la mayor
fuente de ingresos fiscales del país.
En 1859 se produce la Batalla
de Cepeda donde las fuerzas porteñas confiadas a su abanderado, Bartolomé
Mitre, son vencidas. Urquiza y sus tropas se detuvieron en San José de Flores y
firman el pacto donde se incorpora a Buenos Aires a la Confederación, pero se
le garantizaba la continuidad de las rentas de la aduana por seis años.
Esto le permitió a Buenos Aires “influir” sobre los gobiernos provinciales y
fortalecerse militarmente (pasaron de tener 14.000 a 22.000 soldados) para
enfrentar a Urquiza en Pavón en 1861. En Pavón, la caballería de Urquiza diezmó
las fuerzas porteñas, corriéndolas hasta arroyo del medio, sin embargo la
infantería mitrista doblegó a los de la Confederación, con lo que Urquiza sin
comprometer su ejército de reserva (más de 4.000 hombres) abandonó el campo de
batalla. Bartolomé Mitre se hizo cargo provisoriamente del Poder Ejecutivo
Nacional, para posteriormente de obtener el triunfo en las elecciones
generales, y asumir formalmente la presidencia de la República el 12 de octubre
de 1862.
Su primer objetivo fue remover
las autoridades provinciales federales para garantizar la subordinación de todo
el país al modelo de integración que se sujetaba a su vez al capital británico.
Desde Córdoba, foco liberal del interior del país, el ejército mitrista avanzó
sobre otras provincias — Mendoza, San Juan, San Luis, Tucumán, Catamarca,
Santiago del Estero y Salta— donde fueron desalojados por la fuerza los
gobernadores federales por las tropas enviadas por los porteños, bajo el
mando de Venancio Flores, Paunedo, Arredondo, Irrazabal, Sandes, que eran del
partido Colorado de Uruguay y en 1863 derrocaron al gobierno Blanco de Bernardo
Berro, campaña a la que denominaron, paradójicamente, “Cruzada Civilizadora”.
El gobierno de Paraguay
consciente que quedaba aislada y sin el puerto de Montevideo donde sacar sus
productos, salió en su defensa y su ejército cruza nuestra Mesopotamia sin
autorización, lo que sirvió de pretexto a Mitre para conformar la alianza con
Brasil del Emperador esclavista Pedro II, e invadir Paraguay en nombre de la
“libertad”, la civilización y el progreso. Paraguay era un país independiente
que requería del puerto de Buenos Aires y de Montevideo para exportar tabaco,
yerba, azúcar con lo que pagar los indispensables insumos para sus talleres
metalúrgicos, su industria textil y los servicios del mejor nivel de toda la
región. Ese gran mentiroso de Mitre sostuvo: “En 24
horas en los cuarteles, en 15 días en campaña, en 3 meses en Asunción”, pero
lo cierto es que la guerra duró casi cinco años, y le costó a la Argentina más
de 50.000 muertos. Sin embargo, benefició a comerciantes y ganaderos porteños y
entrerrianos cercanos al poder, que hicieron grandes negocios abasteciendo a
las tropas aliadas, o como lo explicara el mismo Mitre: “En la guerra del Paraguay ha
triunfado no sólo la República Argentina sino
también los grandes principios del libre cambio(se refiere a la
libertad de comercio) Cuando
nuestros guerreros vuelvan de su campaña, podrá el comercio ver inscripto en
sus banderas victoriosas los grandes principios que los apóstoles del libre
cambio han proclamado”.
El mercado de cambio de Buenos
Aires se creó con la Guerra al Paraguay por los empréstitos tomados por
Norberto De La Riestra en nombre del gobierno mitrista de 2.500.000 libras
esterlinas, y por el ingreso de divisas del imperio de Brasil para financiar la
guerra y comprar caballos, mulas, vacas, etc.
Al terminar su mandato, Mitre
había logrado el propósito de la burguesía mercantil porteña de dejar
estructurada una Argentina políticamente liberal y dependiente del capital
internacional, para ello se valió principalmente del endeudamiento que
enriqueció como comisionista a nuestra incipiente burguesía porteña e hipotecó
a la población. El origen y objetivo de la deuda
fue y es no es solo el negocio rentístico y facilitar altas tasas de retornos a
los acreedores y sus socios, sino también, como trasfondo, el de constituir un
modelo dependiente del capital financiero internacional, con
determinados segmentos que se desarrollan en el país.
Toda la caterva de funcionarios
de los distintos gobiernos que continuaron a Mitre hasta el gobierno
constitucional de Don Hipólito Yrigoyen, defendió la subordinación a Inglaterra
y los negocios de la deuda, produciéndose de hecho una alianza entre la
burguesía comercial y los estancieros de la pampa húmeda productora de cueros y
carnes saladas para exportación, ambos asociados al capital inglés, generando
el pperiodo de transición que permite el marco institucional y político al
modelo agro exportador, con el objetivo de insertarse en el mercado mundial a
través de la especialización en actividades agrícola-ganaderas donde contaba
con “ventajas comparativas naturales” y establecer una economía complementaria
con Gran Bretaña.
Sin embargo, lo que era
redituable para la minoría dueña de las pampas y del puerto de Buenos Aires, no
lo era para nuestro pueblo y las provincias, y a su vez la minoría beneficiada
enfrentaba tres grandes restricciones que no pudieron resolver
·
Debió contraer fuertes deudas para financiar las obras de
infraestructura (obras públicas portuarias y sanitarias, FFCC, establecimientos
ganaderos, alambrado de la pampa, más tarde los frigoríficos, construcción de
viviendas, etc.)
·
Exportaba
productos de escaso valor agregado, a excepción de la carne enfriada (con el
invento de Charles Tellier para conservar el frio a fines del siglo XIX),
mientras las importaciones eran cada vez de mayor valor.
·
Concentración
de tierras en pocas manos, y la renta de la tierra como eje central del proceso
de acumulación.
A las deudas tomadas por
Rivadavia y Mitre se le debía sumar las deudas que financiaron las inversiones
directas y el constante incremento de las importaciones, que producen déficit
en la balanza de pagos. La situación estalló con la “Crisis
de 1890” donde se
incurre en el primer default (en cesación de pagos) de la historia Argentina.
La crisis de 1890 demostraba
palpablemente que el país para pocos era incluso insustentable por la deuda y
la necesidad de importar la mayoría de los bienes industriales,
principalmente de Gran Bretaña, a la vez que el precio de nuestras
exportaciones también lo fijaba Gran Bretaña, de donde eran la mayoría de las
embarcaciones comerciales y el seguro. De allí que los sectores medios apoyados
por las crecientes corrientes de inmigrantes van a constituir la Unión Cívica,
para presentarse como alternativa de gobierno de los conservadores.
LA SITUACION ACTUAL
Pero todo este relato histórico
tiene como fin demostrar que pese a la interrelación que existe, no es lo
mismo el productor, en
la actualidad serían los grandes terratenientes y productores agropecuarios
como Grobocopatel, Benetton, Lewis, Turner, la sociedad de los Macri con
Alejandro Jaime Braun Peña en Salta, la UIA (esencialmente los dos grupos
dominantes Techint y Arcor) y las entidades representativas de los
industriales, de los constructores, etc., que la cofradía
de especuladores financieros y bancos, aunque todos operan con
banca offshore y tienen negocios interrelacionados.
Esto es, los grandes
productores pueden reciclar una parte de sus ganancias en el capital financiero
y beneficiarse con el “carry trade” y la diferencial entre las tasas altas de
las LEBAC y el menor ajuste cambiario, pero ello a su vez le va minando su
capital productivo fruto de la competencia desleal que implica en un mundo
sobre producido (con fuertes stocks a liquidar), el atraso cambiario, donde las
importaciones sustituyen producción local por un lado, y las dificultades que
tienen para exportar, porque la suba de las tasas de interés y de las tarifas
incrementaron fuertemente los costos internos.
Siempre nuestros sectores
dominantes fueron un mosaico difícil de definir, más ahora, donde todos se
subordinan a la lógica del capital financiero internacional, pero el gobierno
de Macri ha favorecido esencialmente al capital financiero y a las grandes
empresas energéticas (donde paradójicamente también hay grandes productores
como el caso de Joseph Lewis, poseedor de amplias extensiones de tierra en
nuestra Patagonia y socio de Marcelo Mindlin en Edenor).
Techint por ejemplo se
benefició con la instalación de sus plantas de caños sin costura en Houston
–EEUU y con las medidas de protección arancelaria (el único producto en la
Argentina que tiene un arancel del 40% para la importación es el acero) e
incluso con el pedido del Presidente Macri al Presidente Trump que deje afuera
de la modificación arancelaria al acero proveniente de nuestro país (léase
Techint), pero pese a tener un mercado cautivo, el menor nivel de
industrialización interno (producción de automóviles, línea blanca, envases de
hojalata, etc.) significó menor demanda interna y por ende menor ganancia.
A Arcor, la otra gran
trasnacional de origen argentino, que produce y distribuye caramelos, dulces,
chocolates, helados, galletas, conservas, etc., que tiene una fuerte
integración vertical que le permite elaborar la mayoría de los insumos que
utiliza y también los envases de papel, cartón y celofán, puso el grito en el
cielo cuando denunció que en el último año ingresaron 26 millones de latas de tomate
de conserva desde Italia, en un salto que ponía al producto importado en el
equivalente al 40% de la producción local.
Y si esto les pasa a los
grandes, es necesario pensar lo que les sucede a las empresas medianas,
pequeñas y micro emprendimientos que es el 98% del total de las firmas que
producen en el país, máxime aquellas que son de mano de obra intensiva como el
caso de las industrias textiles, calzados, gráficos, etc., que deben competir
con un dólar atrasado que de hecho subvenciona las importaciones y los tours de
compras al exterior.
La unidad del capital es la
empresa productiva (como lo fue la estancia en el siglo XIX), pese a los buenos
negocios generados para la minoría más rica del país, que compra dólares
baratos porque los déficit fiscal y comercial obligan al gobierno a endeudarse
por unos U$S 35.000 millones por año (alrededor del 7% del PIB), pero nada es
para siempre, lo que beneficia a la faz rentista de nuestra burguesía,
perjudica a la faz productiva y es allí donde los empresarios que tienen
inversiones físicas y concretas en nuestro país, que compraron dólares baratos
y participaron de los carry trade, se dan cuenta que los perjudica cuando ven
que tienen altos costos internos para producir y que el mercado interno se les
reduce por las crecientes importaciones.
Pero Macri y el gobierno de
Cambiemos son Rivadavia, son Mitre, esto es una burguesía portuaria y
rentística, los principales funcionarios de Cambiemos fueron puestos por los
grandes bancos y solo conocen de “bicicleta financiera” y de fuga de capitales a
las bancas offshore. Francisco Cabrera, Gerente General de la AFJP Máxima del
Grupo HSBC es el Ministro de Producción, que Luis “Toto” Caputo sea el
Ministro de Finanzas, cuando negó ser socio dueño del Fondo Noctua Partners y
la documentación de la SEC (Comisión de Valores de los EEUU) demuestra que era
propietario, fondo que litigó contra la Argentina por poseer títulos de deudas
no pagados en la gestión Cavallo. Que Leandro Cuccioli sea
nombrado titular de la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos)
cuando tiene la mayor parte de su capital en el exterior e integró el
directorio de El Tejar, uno de los más grandes emprendimientos agropecuarios de
la Argentina y el Cono Sur, pero que como empresa fijó su sede en las islas
Bermudas, no se diferencian de los banqueros y financistas como Victorino de la
Plaza, Manuel Quintana o José Figueroa Alcorta.
Sin embargo, llega un momento
en que esa alianza, esa comunidad de intereses y de negocios se rompe, y por la
misma combinación que se rompió en 1890, por la deuda creciente e impagable que
termina en estrangulamiento del sector externo, por la fuerte concentración
económica y por la desocupación y los bajos salarios.
Lo sufrimos en vivo y en
directo en los años 2001 y 2002, déficit fiscal y déficit comercial muy similar
al alcanzado por la impericia del gobierno de Macri (8% el consolidado de todo
el sector público nacional y 4,5% el comercial) y ante ello, la banca acreedora
propuso un plan canje, el 4 de junio de 2001, que refinanciaba los vencimientos
a cinco años y a una tasa que iba del 14 al 18% anual en dólares, por supuesto
todo derrapo en diciembre de ese año.
Como a ese final nos acercamos,
cada sector busca llevar agua para su molino y allí salta la contradicción de
los que aparecían apoyando a un gobierno liberal y subordinado a tomar deuda y
que permite el ingreso de productos del exterior que se producen en el país,
que ahora se vuelven a parar en la vereda del frente acusando con el dedo
La UIA será lo que será, pero
es la que tiene inversiones en el país y una importante generadora de fuente de
trabajo (si se quiere súper explotados, etc. etc., pero en la Argentina actual
hay 1.350.000 trabajadores en la industria). Por eso, cuando Miguel
Acevedo, Presidente de la UIA, que representa a las grandes exportadoras
de la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara), entre ellas Cargill, Molinos Río
de la Plata, COFCO (que es la empresa China que compró Nidera y Noble) y la
empresa de la que es Director, Aceitera General Deheza, ante el ingreso de
productos alimenticios, enseres personales, calzado, textiles, etc.,
diga “Hoy más que el supermercado del mundo tenemos el mundo en nuestros
supermercados”
La idea del macrismo, es
hacer negocios, financiarse con deuda (ahora vuelve a colocar Letras de Tesoro
de 182 días de plazo, en dólares, lo que es ganancia segura para los que las
compren y encima va a ser con la modalidad que la tasa la ofrecen los
compradores y la determina el Ministerio de Finanzas en el “corte”) y seguir,
como puede el Manual de la OCDE (que aspira a ser como Chile y que la dejen
integrar ese listón de países desarrollados – y ya sabemos lo que entiende
ellos por desarrollo).
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